Natividad Siglo XXI
Apenas amanece en
Bagdad el siglo XXI, y el estruendo de los coches-bomba reúne a muertos
y heridos bajo los mismos escombros polvorientos. Oriente arde en violencia
bajo el sometimiento del Imperio. En idéntico sojuzgamiento transcurría la
alborada de aquel siglo Primero, cuando un par de peregrinos –simples cifras para
otro Imperio – subían hacia Judea, a registrarse en el censo.
La joven madre Palestina sube al micro, orgullosa de su
preñez explosiva. “¡Liberen a Palestina!”, se escuchó su grito previo al
estallido; ¡y la preñez que mata cuando debiera dar vida!.
Preñada en otra dulce Doncella Palestina, avanza sobre un
borrico la Esperanza
de la Humanidad Entera ,
rumbo a la posada en Belén donde será rechazada, pues los suyos rechazaron la Luz , por preferir la
oscuridad.
La reluciente fachada de la torre se ennegrece en tenebrosa
humareda, y va el segundo avión en camino. ¡ Refulge la explosión y por miles se
multiplican los moribundos y sus horribles alaridos! ¡ Son estelas mellizas de
exterminio surcando el cielo neoyorquino!. Ebrio de luz estelar se rasga el negro cielo Palestino a la presencia del
cometa que orienta a aquellos tres
sabios en su búsqueda del Gran Designio. “Lo hallarán recostado en un pesebre y
envuelto en pañales”, escucharon entre sueños
a las angélicas voces, los sencillos campesinos.
“ Alá lucha con nosotros “ resuena la arenga a las tropas
campesinas, y marcha ya la cruel maquinaria de la guerra; la misma de ayer, hoy
disfrazada de “operación justicia divina”.
El Justo y Divino llora sobre una pesebrera, pues sus
hermanos hebreos le ofrendaron su inocencia, segada por la Heródica ira, que no
tolera el cumplimiento de la antigua profecía. Ochenta y cinco son los muertos
por el derrumbe de la
Mutual Judía. Cual en trágico Belén, componen la escena
varios credos: ¿musulmanes victimarios conduciendo el furgón explosivo? ; perecieron
inocentes cristianos y judíos que
troncharon su existencia al brutal estallido. Aún lloran las madres argentinas
a sus hijos muertos, clamando al cielo por Justicia. Y es el Justo ajusticiado
quien cobija todo dolor y toda herida, junto a la Dolorosa que escolta el
Santo Madero. Universal epifanía de la Gracia
revelada en una frase: “Madre, he allí a tu hijo... He allí a tu Madre”.
Y el nacido en un pesebre que se muere redimiendo al mundo entero.-
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