jueves, 3 de septiembre de 2015

Vuelve hoy el mar Mediterráneo a convertirse en un inmenso reservorio de amargas lágrimas. ¿Conseguirán éstas oradar el corazón petrificado de una humanidad indiferente y anodina? ¡Recciona Género Humano! ¡Pestañea mil veces sobre tu ciego mirar de la realidad brutal; quizás el colirio de la misericordia venga al rescate de la luz para tus ojos!

Natividad Siglo XXI




Apenas amanece en  Bagdad el siglo XXI, y el estruendo de los coches-bomba reúne a muertos y heridos bajo los mismos escombros polvorientos. Oriente arde en violencia bajo el sometimiento del Imperio. En idéntico sojuzgamiento transcurría la alborada de aquel siglo Primero, cuando un par de peregrinos –simples cifras para otro Imperio – subían hacia Judea, a registrarse en el censo.
La joven madre Palestina sube al micro, orgullosa de su preñez explosiva. “¡Liberen a Palestina!”, se escuchó su grito previo al estallido; ¡y la preñez que mata cuando debiera dar vida!.
Preñada en otra dulce Doncella Palestina, avanza sobre un borrico la Esperanza de la Humanidad Entera, rumbo a la posada en Belén donde será rechazada, pues los suyos rechazaron la Luz, por preferir la oscuridad.
La reluciente fachada de la torre se ennegrece en tenebrosa humareda, y va el segundo avión en camino. ¡ Refulge la explosión y por miles se multiplican los moribundos y sus horribles alaridos! ¡ Son estelas mellizas de exterminio surcando el cielo neoyorquino!. Ebrio de luz estelar se rasga  el negro cielo Palestino a la presencia del cometa que  orienta a aquellos tres sabios en su búsqueda del Gran Designio. “Lo hallarán recostado en un pesebre y envuelto en pañales”, escucharon entre sueños  a las angélicas voces, los sencillos campesinos.
“ Alá lucha con nosotros “ resuena la arenga a las tropas campesinas, y marcha ya la cruel maquinaria de la guerra; la misma de ayer, hoy disfrazada de “operación justicia divina”.
El Justo y Divino llora sobre una pesebrera, pues sus hermanos hebreos le ofrendaron su inocencia, segada por la Heródica ira, que no tolera el cumplimiento de la antigua profecía. Ochenta y cinco son los muertos por el derrumbe de la Mutual Judía. Cual en trágico Belén, componen la escena varios credos: ¿musulmanes victimarios conduciendo el furgón explosivo? ; perecieron inocentes  cristianos y judíos que troncharon su existencia al brutal estallido. Aún lloran las madres argentinas a sus hijos muertos, clamando al cielo por Justicia. Y es el Justo ajusticiado quien cobija todo dolor y toda herida, junto a la Dolorosa que escolta el Santo Madero. Universal epifanía de la Gracia  revelada en una frase: “Madre, he allí a tu hijo... He allí a tu Madre”. Y el nacido en un pesebre que se muere redimiendo al mundo entero.-


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