miércoles, 16 de septiembre de 2015

¡Cuantos niños dormidos en la historia de la humanidad! ¿Abrà un mañana de Aylanes despiertos, correteando por la playa; ò por entonces solo gozarán del sol y las olas los desquiciados y los tiranos? (ISIS; Bashar Al Assad)

LA LUNA EN LA FRAGUA

 (Evocando a Federico García Lorca)

(Poema a musicalizar con “Pavane Pour Une Infante Defunte” de Maurice Ravel)

Revienta su blanco capullo
Sobre el crespón abovedado,
Conmovida de aquel infante
Que la devora mirando; 
Y rasgando su pálida túnica
Le enseña la luna sus pechos,
Sus pechos de duro estaño;
Que henchidos chorrean la fragua
De intenso perfume a nardos.

-¡Vete Luna lunita,
Que se acercan los Gitanos,
Y tallarían abanicos
Con el marfil de tus rayos!
-¡Te arrullarán mis castañuelas,
Chiquillo, al ritmo de sus pasos;
Y dormido habrán de hallarte,
Con el yunque por regazo!-


-¡Corre Luna lunita;
Que no te alcancen sus caballos!-
-¡Deja ya niño, no llores;
Que salpicas con tus lágrimas
El alba de mi tocado!-
A tambor batiente el jinete
Parece tragarse el llano,
Mientras dentro de la fragua,
El niño se está enfriando.
Ya retumba entre los olivos,
Su grave y monótono canto;
Con tañer de cacerolas
Y un crujir de carromatos.

Con el niño dormido en brazos,
Por el cielo la Luna va;
Le chista a la garza mora
Pa`que deje de graznar.
Adentro la fragua se apaga,
Ahogada en zíngaros llantos;
Se desangra en Cante Jondos
Y estertóreas guitarreadas.
¡Mortaja que vuela, vuela…!

¡El viento la está flameando!

Làgrimas De Ausencias

Siembran mis pasos
Al entrar, un eco frío,
Entre mármoles y herrajes,
Que atraviesa con hastío
Las callejas del paisaje
Triste, de esta ciudad muda,
De pétreos ángeles;
Donde, martillo y cincel,
De la muerte, el lenguaje,
Se extiende hacia sus arrabales.

Puertas sin timbres,
Todas iguales;
Las flores Secas,
Los bronces manchados,
Los cirios chorreantes,
Que la indiferencia
Parece, hace tiempo,
Haber apagado.
Cipreses obscuros
Flexionan los vértices
Al viento arrebatado.


El coro grave de su ulular
Apaga el sollozo 
De mi quebranto
En que prorrumpo al recordar
A quienes he amado tanto.
Entonces recién noto
Que citan al poeta
En su estertor
“no vayas al camposanto,
Que los sueños de amor
No mueren;
Se muda en llanto
Su forma de ave y de flor" 

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