HIPOTESIS SOBRE TIA LEONOR
La casilla a la vera de la ruta
provincial tenía el aspecto de un cacharro espacial soviético, que al haberse
precipitado sobre aquel mar de tupida vegetación, no tuvo otro remedio que
quedar allí enclavado, como el famoso monolito de “2001 ODISEA EN EL ESPACIO”,
aunque tumbado de lado. La nave, por así llamarla, si bien poseía limitaciones
propias del diseño tipo “Loft Monoambiente De Servicios Múltiples”, gozaba sin
embargo, de una ùnica y clara ventaja frente a los prototipos de su especie,
que se resume en cuatro palabras: cuarto de baño aparte (de haberlo llamado baño en suite, se
oiría como procazmente pretencioso). Este se encontraba iluminado por el
tungsteno incandescente de una bombilla de 40 Wattios, que colgaba desnuda
desde el techo. Parte de su energìa se disipaba através de una ventanilla - de
esas que son características de un lugar tan especial y reservado para una
vivienda – diluyèndose en la hùmeda negrura de esa noche de verano, en que las
luciérnagas suspiraban fogonazos de neòn en còdigo morse, que con algo de
imaginación bien pudieron traducirse en algo asì como “Yo me quiero aparear ¿Y
Ud?”. Las flores del monte saturaban de sus fragancias la floresta circundante,
tentando al cortejo a cuanto abejorro ansioso que se animase a revolotear sobre
las abejorras busconas, procurando abejorritos. Ya a este punto tanto el lector
atento como la sagàz lectora se
preguntaràn ¡¿y a que viene tanto abejorro a las flores?, y andando asì, de
flores en flores, resulta que el relato se fue por las ramas! Pero nunca es
tarde para retomar el hilo y volver a fijar la atención en aquel “cuarto de
baño aparte”; que a los postre, se verà
como todo tiene que ver con todo. Allì alguien se contemplaba al espejo,
como queriendo arrebatarle una respuesta a su propia imàgen. Lo que veìa sobre
esa superficie espejada no le satisfacìa
del todo. ¿Serìa por los rizos castaños, enmarcando una frente a lo
Mariquita Thompson? ¡Claro que los pòmulos filosos hacìan un simpàtico
contraste con el perfil aguileño de su narìz!. Los labios, ¿no se verìan mejor
con algo de colàgeno?. Fijo la mirada durante un prolongado minuto sobre el
reflejo de sus propias pupilas y, al igual que
en un fondo de ojo, pudo llegar a intuir en aquellas la profundidad del dilema que habrìa de
planteàrsele. Sin mediar pausa, sintió venir desde sus entrañas la existencial
pregunta, aunque la oyó como pronunciada por un extraño:
-“¿ Ser ò no Ser ?”
Todavìa le resonaba la inquitud de
tal cuestiòn, cuando sacudiò la cabeza , procurando ingenuamente acomodar sus
ideas con la mera ejecución fìsica del movimiento; pero el confuso torbellino
que borroneaba su pensamiento no se desataba en absoluto, por el contrario, las
ideas persistían atrapadas en el intrincado laberinto de su mente. Volviò a
expresarse, como imprecando esta vez a la imagen del espejo, que no era otra
que la suya propia.
-“¡¿ Ser ò no Ser ?!”
En un santiamén sintió como una mueca
hemipléjica se apoderaba de la mitad izquierda de su rostro y en un acto
reflejo de protección llevo hacia allí la palma de su mano izquierda; pero
entonces la única pupila por la que podía ver se dilató de pavor al contemplar
que la imagen que devolvía el espejo no
se había correspondido a este ultimo movimiento, sino que seguía allí, tiesa,
observándole. Notó que ésta empezó a
mover los labios, esos labios suyos que los tenìa apretados por la
incredulidad. Del movimiento de aquellos
pudo interpretar la respuesta:
-¡¡ Es mejor ser Nor, que no ser !!
Con la mano derecha, en un gesto nervioso,
se acomodó los rizos castaños que caían
cual bambalinas sobre su frente a lo Mariquita Thompson. Se tranquilizó al
comprobar que el gesto ahora sì era correspondido por la imagen del espejo;
pero a la vez tuvo la certeza de que la experiencia anterior se trató de un
mensaje del destino manifestado por ese
emisario asomado al espejo de su baño.
Reflexionó entonces a media voz: -
-“Hummm, Ser Nor que no Ser”,
-¡¡Eso !!, volvió a afirmar,
sosteniendo la mirada en la suya propia que retornaba el espejo; “Mejor, Nor”.
De un monederito sobre la repisa sacó
el Rimel y se delineó los ojos, no había tiempo para depilarse las cejas; pero
sin dudas que el labial “Lips On Fire” de Avon era el adecuado para sus labios
en una noche como esa, en que presagiaba un pronóstico de intercambio de fluidos corporales plenos de picos intensos.
Estaba todavía en la tarea de maquillarse, cuando de repente girò sobre sì y
abrió con brusquedad la puerta del cuartucho de baño, y dirigiéndose al pibe
que se bolseaba sin piedad en el rincón mas obscuro del “Loft Monoambiente De Servicios Mùltiples” le
dijo en un tono de contralto:
-¡Che guachito; desde ahora en
adelante, cuando me veas de noche asì arreglada, me llamàs LEO – NOR,
¡¿Entendistes?! ¡LEO-NOR!, ¡TIA LEONOR!... ¡¡Nada de Tìo Leo, ò te cago a
patadas !!
Sin dejar la bolsa, el pibe hizo un
gesto de “Si” con la cabeza.
Leonor volvió al cuartito de baño y
luego de un momento, dijo en alta voz al mismo tono de contralto que antes:
-“Bueno, ya está, ya terminé de
arreglarme. ¡ Y vos largà ya esa
porquerìa y andà a acostarte a dormir, que yo tengo que ir a la ruta a
levantarme unos mangos, a ver sì me alcanza para comprarme mañana unos pantys
para mis piernas”.
Estirando su brazo belludo tomó el paquete de preservativos
que estaba sobre la repisita del baño, lo metió en el monederito y dándose vuelta, enfilo para afuera.
Al cerrar la puerta de chapa lo hizo
con la lentitud propia de un ceremonial que acabara de
inaugurarse, no obstante el quejido largo y amanerado de ésta pareció decir:
¡¡ FIIIIIIINNNNNN !!