martes, 6 de octubre de 2015

Hoy por hoy, hay quien decide sacar a la luz de esta brumosa primavera al esqueleto que hace tiempo esconde en su ropero. En su presumido intento por reconciliar deseo con realidad acaba por impregnarlo todo con el hedor propio de las osamentas

HIPOTESIS SOBRE TIA LEONOR




La casilla a la vera de la ruta provincial tenía el aspecto de un cacharro espacial soviético, que al haberse precipitado sobre aquel mar de tupida vegetación, no tuvo otro remedio que quedar allí enclavado, como el famoso monolito de “2001 ODISEA EN EL ESPACIO”, aunque tumbado de lado. La nave, por así llamarla, si bien poseía limitaciones propias del diseño tipo “Loft Monoambiente De Servicios Múltiples”, gozaba sin embargo, de una ùnica y clara ventaja frente a los prototipos de su especie, que se resume en cuatro palabras: cuarto de baño  aparte (de haberlo llamado baño en suite, se oiría como procazmente pretencioso). Este se encontraba iluminado por el tungsteno incandescente de una bombilla de 40 Wattios, que colgaba desnuda desde el techo. Parte de su energìa se disipaba através de una ventanilla - de esas que son características de un lugar tan especial y reservado para una vivienda – diluyèndose en la hùmeda negrura de esa noche de verano, en que las luciérnagas suspiraban fogonazos de neòn en còdigo morse, que con algo de imaginación bien pudieron traducirse en algo asì como “Yo me quiero aparear ¿Y Ud?”. Las flores del monte saturaban de sus fragancias la floresta circundante, tentando al cortejo a cuanto abejorro ansioso que se animase a revolotear sobre las abejorras busconas, procurando abejorritos. Ya a este punto tanto el lector atento como la sagàz lectora  se preguntaràn ¡¿y a que viene tanto abejorro a las flores?, y andando asì, de flores en flores, resulta que el relato se fue por las ramas! Pero nunca es tarde para retomar el hilo y volver a fijar la atención en aquel “cuarto de baño aparte”; que a los postre, se verà  como todo tiene que ver con todo. Allì alguien se contemplaba al espejo, como queriendo arrebatarle una respuesta a su propia imàgen. Lo que veìa sobre esa superficie espejada no le satisfacìa  del todo. ¿Serìa por los rizos castaños, enmarcando una frente a lo Mariquita Thompson? ¡Claro que los pòmulos filosos hacìan un simpàtico contraste con el perfil aguileño de su narìz!. Los labios, ¿no se verìan mejor con algo de colàgeno?. Fijo la mirada durante un prolongado minuto sobre el reflejo de sus propias pupilas y, al igual que  en un fondo de ojo, pudo llegar a intuir en aquellas  la profundidad del dilema que habrìa de planteàrsele. Sin mediar pausa, sintió venir desde sus entrañas la existencial pregunta, aunque la oyó como pronunciada por un extraño:
-“¿ Ser ò no Ser ?”
Todavìa le resonaba la inquitud de tal cuestiòn, cuando sacudiò la cabeza , procurando ingenuamente acomodar sus ideas con la mera ejecución fìsica del movimiento; pero el confuso torbellino que borroneaba su pensamiento no se desataba en absoluto, por el contrario, las ideas persistían atrapadas en el intrincado laberinto de su mente. Volviò a expresarse, como imprecando esta vez a la imagen del espejo, que no era otra que la suya propia.
-“¡¿ Ser ò no Ser ?!”
En un santiamén sintió como una mueca hemipléjica se apoderaba de la mitad izquierda de su rostro y en un acto reflejo de protección llevo hacia allí la palma de su mano izquierda; pero entonces la única pupila por la que podía ver se dilató de pavor al contemplar que la imagen que devolvía el espejo  no se había correspondido a este ultimo movimiento, sino que seguía allí, tiesa, observándole. Notó que ésta  empezó a mover los labios, esos labios suyos que los tenìa apretados por la incredulidad. Del  movimiento de aquellos pudo interpretar la respuesta:
-¡¡ Es mejor ser Nor, que no ser !!
Con la mano derecha, en un gesto nervioso, se acomodó los rizos castaños  que caían cual bambalinas sobre su frente a lo Mariquita Thompson. Se tranquilizó al comprobar que el gesto ahora sì era correspondido por la imagen del espejo; pero a la vez tuvo la certeza de que la experiencia anterior se trató de un mensaje del destino manifestado por  ese emisario asomado al espejo de su baño.
Reflexionó entonces a media voz: -
-“Hummm, Ser Nor que no Ser”,
-¡¡Eso !!, volvió a afirmar, sosteniendo la mirada en la suya propia que retornaba el espejo; “Mejor,  Nor”.
De un monederito sobre la repisa sacó el Rimel y se delineó los ojos, no había tiempo para depilarse las cejas; pero sin dudas que el labial “Lips On Fire” de Avon era el adecuado para sus labios en una noche como esa, en que presagiaba un pronóstico de intercambio de  fluidos corporales plenos de picos intensos. Estaba todavía en la tarea de maquillarse, cuando de repente girò sobre sì y abrió con brusquedad la puerta del cuartucho de baño, y dirigiéndose al pibe que se bolseaba sin piedad en el rincón mas obscuro del  “Loft Monoambiente De Servicios Mùltiples” le dijo en un tono de contralto:
-¡Che guachito; desde ahora en adelante, cuando me veas de noche asì arreglada, me llamàs LEO – NOR, ¡¿Entendistes?! ¡LEO-NOR!, ¡TIA LEONOR!... ¡¡Nada de Tìo Leo, ò te cago a patadas !!
Sin dejar la bolsa, el pibe hizo un gesto de “Si” con la cabeza.
Leonor volvió al cuartito de baño y luego de un momento, dijo en alta voz al mismo tono de contralto que antes:
-“Bueno, ya está, ya terminé de arreglarme.  ¡ Y vos largà ya esa porquerìa y andà a acostarte a dormir, que yo tengo que ir a la ruta a levantarme unos mangos, a ver sì me alcanza para comprarme mañana unos pantys para mis piernas”. 
Estirando su brazo belludo tomó el paquete de preservativos que estaba sobre la repisita del baño, lo metió en el monederito  y dándose vuelta, enfilo para afuera.
Al cerrar la puerta de chapa lo hizo con la  lentitud  propia de un ceremonial que acabara de inaugurarse, no obstante el quejido largo y amanerado de ésta pareció decir:

¡¡ FIIIIIIINNNNNN !!