lunes, 24 de agosto de 2015

Noche aciaga la de hoy en que estalla toda la pus que desde hace años viene colectando Al Pedo, Vicho tucumano ponzoñoso como ninguno, plaga responsable de haber infectado de negra gangrena al Jardín de la República

La Insoportable Ilegalidad Del Ser





Desde lo alto del palco fijó la mirada en la muchedumbre enmarcada por banderines y guirnaldas de colores chillones. Intentó tomar aire para acentuar marcialmente el final de su arenga, cuando un tufo rancio a pólvora de cohetes baratos lo hizo carraspear.  No obstante, lanzó la frase y su voz sonó ridículamente aflautada: …”Porque sólo él, compañeros Pacotillanos, sólo él es la Ley, el Orden y el Progreso contínuo   para nuestro querido Pueblo”.
Aprovechando los aplausos giró a un costado para toser y, cuando intentó contestar con un saludo sintió que lo empujaban  a un costado de un codazo. El ya había acaparado el centro del palco. Se figuró verlo como a Baco, con la ebriedad del Poder brillando en sus ojos, una mano en alto saludando contorneante los vivas del gentío, la otra llevada a la boca con el megáfono recién arrebatado,  del que empezó a libar su verborrágico licor: ”Hermanos y Hermanas de mi Patria Chica; tal como lo acaban de escuchar de boca de nuestro insigne Juez de Paz  y fiel compañero, Don Vladimiro Charco; estoy preparado para asumir una vez más con íntegra responsabilidad mi humilde tarea de Servidor Público. Y precisamente, en agradecimiento al Pueblo de Pacotilla que quiso elegirme por dos periodos consecutivos como circunstancial Guardián y Conductor de sus Instituciones, es que presento ante Ustedes y vuestros hijos hoy, como legado, una remozada Carta Magna. Ella es fruto del esfuerzo y la abnegación personal de quien les habla. Fue el inconfundible llamado del Progreso  el que desencadenó los dolores de parto de esta necesaria y esperada reforma, que es hija de madre sabia, y por tanto no habrá de contener mas que sabiduría. ! ¡Porque sabios serán sus votos al confirmarme nuevamente como Intendente de Pacotilla! Pero quiero aventar toda sospecha, que aquel puñado de malintencionados de siempre se ha encargado de generar: ellos en verdad se dedican a denigrar nuestras Instituciones, aún cuando juren defenderlas. ¡ Me comprometo entonces hoy aquí, ante todos Uds., a someterme al veredicto infalible y milagroso de la Manifestación Sangrante de Nuestra Antigua y Honorable Constitución! . Ella terminará con toda seguridad corroborando en la tradicional ceremonia popular de toma del mando, la transparencia y legalidad del acto eleccionario que me proclamará vencedor, como así también la sincera y desinteresada voluntad con que se ha promulgado esta enmienda; la que posibilitará, junto con mi permanencia en el gobierno, una nueva era que no conocerá ocaso en crecimiento y bienestar.  !!! Por eso los convoco a apoyarme con sus votos; por el futuro de Pacotilla!!!”. Al bajar sus brazos, de inmediato saltó aquel puntero de barrio ubicado en primera fila frente al palco, como impulsado por un resorte oculto profiriendo un hondo alarido: !!! VIVA SAUL LORCA!!!... y la algarabía de la gente volvió a fundirse con las bombas de estruendo.
El persistente aroma azufrado en sus fosas nasales lo llevó a maldecir, pero la velocidad del estornudo superó a la del improperio y terminó salpicando la lustrosa superficie del escritorio. ¡ Disculpame Saúl! ... es que tengo alergia a esos cohetes de porquería. Pero volviendo al tema de nuestra charla; ¿ no te parece arriesgado,  después que conseguimos meter la reforma, tener que someternos a la prueba de la Manifestación Sangrante?
! No seas Cagón, Vladimiro!. ¿ No te das cuenta que de otra forma no se tragarán el sapo?.
Entiendo Saúl... pero ¿ y si no llegara a sangrar?.
!Terminala de una vez: va a sangrar. Me escuchas; va sangrar porque nosotros nos encargaremos de que sangre! . !¿Nosotros Saúl?! ...pe... pero ¿Có... Cómo?. 
¡ Sencillo! , Embadurnamos oportunamente las hojas de ese librejo con sangre fresca de algún animal... ¡Y problema resuelto!
! Genial Saúl, como no sangrará por las buenas, le damos una ayudita con, por ejemplo, la sangre de un cordero. ! Ahí está ! !Hagámoslo con uno de tus corderos, Saúl, para que nadie sospeche! . !! Estás en pedo, Vladimiro !!.  Ese pasquín no amerita la vida de uno solo de mis animalitos, que con tanto sacrificio he cuatrereado.  Bastará con matar al perro de esa vieja que tengo por vecina. Se la tengo jurada al muy pulguiento; vive despertándome de noche con sus aullidos.
¿ Y cuándo pensás degollar al can, Saúl?.    ¡¡ No seas irreverente!!  En primer término, dirígete a mí como Sr. Intendente. Y en segundo término, ese es un trabajito adecuado a tu rango, Vladimiro.
 Pero Saúl, yo... ¡¡ Señor Intendente, le he dicho... y no me venga con cuentos chinos!!
Y sí, pensó Vladimiro, recuerdo haber leído que en China cazan perros para comérselos, de modo que, en alguna forma, esta parte del plan que me toca acometer  es una suerte de cuento Chino. Y mientras cavilaba esto, acurrucado tras unos arbustos de aquel oscuro rincón del patio de tierra de la vieja doña Rosa, sus dedos jugaban nerviosos con el lazo que había fabricado por la tarde. Agradeció a la sordera y gastado olfato de su víctima,  que facilitarían la ingrata tarea que tenía por delante. De pronto percibió cercano un cansado jadeo. Se incorporó lenta y cuidadosamente y fijó la vista através del matorral. Entonces lo vio, sentado a unos metros delante de él; a su vez el viejo animal posó en él una piadosa mirada y por unos instantes pareció ignorarlo, hasta que  de improviso inició su concierto de aullidos.
El profundo y agudo quejido estremeció su inconsciencia, haciéndolo incorporar de golpe, como si tizones encendidos en su lecho chamuscaran su espalda. Saúl Lorca se pasó la mano por la frente sudorosa, en un intento de disipar las vívidas imágenes de aquella extraña pesadilla: una jauría de furiosos mastines, con los rostros de sus compuebleranos, persiguiéndolo a milímetros de sus talones, mientras proferían gritos que sonaban como aullidos increpándolo: !!!SAUUUUL, SAUUUUL; NOS METISTE EL PERRO SAUUUUL!!!
Fue solo un mal sueño, pensó mientras se aseaba. Sin embargo hoy es un día de Gloria, porque el triunfo estuvo de mi lado en los comicios. Y persignándose agradeció a tantos fieles difuntos que, pese a cargar con un par de metros de tierra sobre sus osamentas, no dejaron de cumplir con su deber cívico. Repasó mentalmente cada uno de los detalles de la pomposa ceremonia de la asunción de mando - incluyendo el ardid de la falsa Manifestación Sangrante - y aflojó un tanto la tensión de sus músculos al concluir que a estas horas Vladimiro debería tener todo bajo control. Y aunque la figura que le devolvía el espejo no era nada estilizada, Saúl Lorca se sintió todo un Apolo vistiendo su traje de gala. ! ¡Vamos!, Se dijo lleno de entusiasmo, ¡Concluyamos el acto triunfal de esta comedia!
Desde el arco principal de la amplia galería de la intendencia que enfrentaba a la Plaza, la perspectiva se veía magnífica: la roja alfombra ceremonial serpenteando sobre la escalinata, hasta alcanzar el podio, donde la encendida escarlata contrastaba con el negro ébano de los dos únicos objetos que lo presidían.
A la derecha,  un imponente atril con profusas tallas indígenas, sobre el cual descansaba abierto un noble libro de páginas amarillentas y prolija caligrafía. En el centro, a unos pasos de aquel, el majestuoso sillón de mando, oscuro objeto de deseo de Saúl Lorca, por representar la disposición absoluta sobre  bienes y personas. El cerrado aplauso lo volvió a esa realidad que tantas veces pobló la afiebrada caldera de su codicia. Allí estaba también Vladimiro, enfundado en una soberbia toga de amplias mangas, quien lo saludó con una nerviosa sonrisa. Él correspondió con el abrazo protocolar, aprovechando  para dirigirle aquella pregunta que lo carcomía por dentro: ¿ Tenés todo listo? . Sí, respondió Vladimiro; en el momento de los inciensos, rociaré las páginas con la sangre del bicho, la cargué diluida en un pequeño frasco lanzaperfume  que llevo oculto en mi manga.
¡Te felicito; este raro chispazo de tu ingenio ya de por sí es un milagro del viejo pasquín!, ¡Comencemos de una vez! Y encaminándose hacia el centro del podio, levantando los brazos, hablo de esta forma a la multitud:
“Amado pueblo de Pacotilla, les agradezco la confianza que han vuelto a depositar en mí. Y ahora, para completar el marco glorioso de esta verdadera Fiesta Cívica de la que todos hemos sido protagonistas, relizaremos la tradicional ceremonia de la Manifestación Sangrante de nuestra sabia y anciana Constitición; en la que habrá de corroborarse por el milagroso sangrado de las páginas de este Honorable libro - para confianza de unos y estupor de otros - lo que ya es evidente: la total transparencia del acto eleccionario que protagonizamos y, por lo tanto, la irrefutable legalidad del gobierno que represento. Solicito al celebrante, el Sr. Juez de Paz, que dé inicio al Solemne Ritual”.
Vladimiro, con las manos ocultas en sus mangas se inclinó levemente hacia adelante en un sobrio saludo que de inmediato repitió ante el pueblo. De algún sitio brotaron, en el estrindente registro de un organillo, los acordes épicos de un himno. A otro disimulado gesto de Vladimiro se aproximó el monaguillo portando el incensario, y ambos fueron a pararse frente al atril, dando la espalda a la atestada plaza. La nube perfumada desdibujó por unos instantes sus siluetas; con un rápido movimiento Vladimiro sacó el lanzaperfume de su escondite y apuntando al libro lo roció. Disipados los blancos humos, la atención de todos se centró en aquellas viejas páginas que, para sorpresa de Vladimiro y Saúl, continuaban inmaculadas. Sólo un avezado observador hubiera notado en aquel instante el parpadeo nervioso y la irritación que inflamaba las órbitas oculares de Saúl. Con un ademán seco e imperativo, ordenó a Vladimiro que se aproximara. ¡¿ Qué cuernos se cree que estás haciendo, Vladimiro ?! . ! No sé qué pasó !. Estoy seguro de haberla salpicado, pero no se distingue ni una solo gota de sangre.  !Es claro, estúpido, porque tienes la puntería de un ciego jugando al tiro al blanco! . Hazme el favor de regresar allí y repite tu parodia más de cerca ... ! y no falles esta vez !
Todavía algo aturdido, Vladimiro se dirigió hacia el atril , y luego de indicar al monaguillo, ambos se adelantaron hasta quedar a un paso del histórico documento. Reanudada la atmósfera ceremonial - organillo de por medio - los aromáticos humos volvieron a saturar la escena, y otra vez Vladimiro sacó de su manga el lanzaperfume y se concentró en mantener firme el pulso mientras rociaba. Prestó atención a quellas gastadas páginas de prolija caligrafía, viendo como los rojos lunares de sangre esparcidos sobre ellas se escurrían en irregulares estrías, que resultaban al momento misteriosamente absorbidas por el papel, sin dejar rastro alguno al tiempo que el incienso se había disipado nuevamente. En medio de su confusión mental alcanzó a comprender que algo sobrenatural estaba ocurriendo, y solo atinó a retroceder dos pasos, y girando sobre sí se encaminó hacia Saúl; que a esta altura ya le costaba horrores disimular su rabia.. Trató de hablarle, pero un nudo en su garganta cortó el paso a las palabras.
! Será posible que no pueda delegarte nada de importancia sin que te mandes una cagada ! !Ni siquiera servís para un simple trabajo manual ! . ! Saúl, es que está ocurriendo algo muy extraño!, alcanzó a balbucear.
! Mirá, inútil, no corrí hasta aquí con todos los riesgos para que un puto libro me arruine la vida, en connivencia con un imbécil como tú !. Te diré ahora exáctamente lo que vas a hacer; vas a bajar a la plaza con ese pasquín, al que tomarás por el lomo, exponiéndolo abierto a la vista de todos; y que el monaguillo te acompañe al lado hechando humo. Antes destapá el frasco con el resto de la sangre y ocultalo entre los dedos de tu mano derecha, tapándolo con el pulgar. Con esa misma mano agarrás la parte superior del lomo. Cuando estés cerca de la gente, corrés el pulgar y dejás caer la sangre sobre las páginas. ! Y cuidate de exhibirlas a todos !. ! Listo: mientras yo preparo el terreno improvisando unas palabras, vos procedé !. Y allá fué Vladimiro, cabizbajo y confundido, mientras Saúl, con el porte de un mataor al momento de la estocada final a su fiera y bufante presa, se dirigió al pueblo con voz clamante:
! Queridos compatriotas, no claudiquemos ante la prueba que este venerable documento nos propone !
Vladimiro, con torpe disimulo acomoda el frasco en su mano derecha.
¡ De otra manera estaremos entregándonos derrotados a la voluntad de unos pocos anarquistas, que pretenden desviar la marcha triunfal de la Historia de nuestro pueblo hacia el completo desquicio!
Con el libro abierto tomado por el lomo Vladimiro se encamina hacia la escalinata, al ritmo oscilante del incensario a cargo del monaguillo
¡Y para vencerlos definitivamente es preciso que demostremos hoy aquí una fe rotunda e incuestionable en este nuevo gobierno y en sus representantes !
Al descender un nuevo escalón se multiplican las gotas de sudor frío sobre la frente de Vladimiro.
¡ Para beber de esta fe es que ella se acerca a Ustedes, brindando de este modo a su pueblo fiel la milagrosa Manifestación Sangrante !

Tres escalones le restan a Vladimiro para sumergirse en la multitud, cuando el temor y la angustia somatizan en un repentino e intenso temblor sobre sus rodillas y manos, en el mismo desgraciado instante en que se decide a destapar el frasco éste escapa de sus dedos, recorriendo la hoja sin dejar mancha, para caer en el escalón contiguo, en el sitio y momento preciso en que Vladimiro apoya allí la planta del pie. Con el grotesco gesto de una marioneta a la que súbitamente le cortan los hilos, Vladimiro resbala y se rompe la nuca contra el filo de un escalón. La última imagen reflejada  en sus vidriosos ojos, ausentes ya de toda luz, es la de los Pacotillanos en tumulto, abalanzándose sobre Saúl Lorca para lincharlo.

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